Buenas tardes gente!
Vamos a compartir con todos vosotros otra de las recetas «de las abuelas». Hoy le toca el turno a «la abuelita», que hacía días que no poníamos nada suyo.
El fin de semana pasado, le pedimos a nuestra queridísima «abuelita» que nos preparara pollo con tomillo y así, inmortalizar su receta en este blog.
Esta receta es de esas que se recuerdan por años, que transmiten mucho amor en cada cucharada y que da calor reconfortante al cuerpo. No es una receta rápida de hacer, prácticamente estuvimos toda la mañana. Como ya os he dicho, tiene mucho amor, así que hay que írselo dando durante un buen rato 😀
ingredientes para 8-10 personas:
- 2 pollos
- Tomate
- Cebolla
- Patatas (muchas)
- Tomillo
- Azafrán o colorante
- Pimienta negra
- Ajos
- Laurel


Preparación:
Primero de todo es apañar los dos pollos, limpiarlos bien y cortarlos a trozos medianos. En una olla grande ponemos las cebollas cortadas a trozos grandes, los tomates también, los ajos, laurel, tomillo y las especias.



Freímos el pollo un poco para que se tueste un pelín la piel y los vamos poniendo dentro de la olla.

Cuando ya tengamos todo el pollo dentro de la olla, lo cubrimos con agua, le añadimos un poco de perejil y lo ponemos a cocer con la olla tapadita.




Mientras se va cociendo el asunto, cortamos las patatas a puros y las freímos. Las vamos apartando en una bandeja.


Cuando ya ha pasado media hora de cocción, haremos lo siguiente. Cogeremos una olla de barro, iremos poniendo los trozos de pollo en ella, y echaremos el caldo y sólo el caldo de la olla grande. Los restos de cebolla, tomate, laurel y demás no se echan. Sólo el caldo.


Ponemos el pollo con el caldo en la olla de barro a cocer un poquito mientras acabamos de freír las patatas
A continuación, cuando tengamos las patatas todas fritas, las añadimos a la olla y lo dejamos cocer otro ratito más.

Cuando haya pasado otra media horita más o menos, o cuando veáis que el asunto tiene ya pinta de ser devorado, se retira y se sirve.

Está muy bueno. Con platos como este, da gusto tener abuelas, aunque sean adoptadas. 😀
¡Qué aproveche!